Por Dave Neary
¿Y si le dijera que la fuerza más poderosa de su comunidad no es el dinero, la política o la política, sino las personas?
Gente corriente. Sus vecinos. Gente que coge un martillo, sirve comidas, entrena en las ligas menores o simplemente aparece cuando alguien necesita que le echen una mano. No lo hacen para obtener reconocimiento o un sueldo. Lo hacen porque algo muy dentro de ellos les dice: "Quiero ayudar". Ese es el latido silencioso y poderoso del voluntariado en Virginia.
El voluntariado es una expresión pura de preocupación por los demás. En un mundo que con demasiada frecuencia se siente impulsado por el miedo y la escasez, el voluntariado nos recuerda que la abundancia sigue existiendo: en la bondad, la generosidad y la creencia de que somos responsables los unos de los otros.
Los voluntarios son héroes cotidianos que dedican su tiempo, sus habilidades y su corazón a construir comunidades más fuertes, más sanas y más conectadas.
¿Y su impacto? Es extraordinario. Según las últimas investigaciones de AmeriCorps y la Oficina del Censo de EE.UU., más de 75 millones de personas prestaron servicio voluntario formal en Estados Unidos en 2023, lo que supone más de 4.900 millones de horas de servicio. Estos esfuerzos equivalen a $167.200 millones de valor económico.
Aquí en Richmond Metropolitan Habitat for Humanity, conocemos el poder de los voluntarios de primera mano. En 2024, 2.189 personas dieron su tiempo y talento para ayudarnos a construir hogares, comunidades y esperanza. Juntos, registraron 34.061 horas de servicio - una inversión de $1,1 millones en el área metropolitana de Richmond.
Este increíble impacto se refleja en las experiencias de aquellos que retribuyen a sus vecinos. Por ejemplo, Bill Burch, del condado de Henrico, que lleva más de 20 años trabajando como voluntario en Richmond Habitat, principalmente en las obras. Bill está presente en todas las fases de la construcción de una casa en la que participan voluntarios. Le gusta trabajar con los demás y a menudo comenta las amistades que ha hecho con otros voluntarios. Interactuar con otros y desarrollar relaciones son beneficios importantes del servicio.
Bill dice que encuentra un profundo significado en poder mirar atrás y ver algo tangible que ha conseguido tras un día de voluntariado. Los momentos más memorables para él -y para muchos voluntarios y empleados de Hábitat- son las inauguraciones, cuando todos los que han contribuido se reúnen para celebrar la finalización de la vivienda y entregar las llaves a la familia que acaba de comprarla a través del programa de vivienda asequible de Hábitat. Es un momento que subraya la dignidad y el poder de poseer una vivienda segura, estable y asequible.
Ese profundo sentimiento de conexión es común entre los voluntarios. Antes de unirme a Richmond Habitat a principios de este año, desempeñé varias funciones en organizaciones de Hábitat en California e Illinois. Mi propio viaje en Hábitat comenzó hace más de tres décadas como voluntario. A lo largo de los años, he sido testigo de primera mano del notable impacto del voluntariado, desde obras en Long Beach hasta salas de juntas en Chicago, desde dedicaciones de casas en pueblos pequeños hasta orientaciones para voluntarios en ciudades bulliciosas. No importaba el lugar, el espíritu de servicio y la fuerza de la comunidad eran siempre los mismos.
Y esto es lo bonito: el voluntariado no sólo beneficia a las comunidades. También beneficia a los voluntarios.
En primer lugar, los estudios demuestran que el voluntariado es bueno para la salud. Hacer un trabajo alegre proporciona una sensación de propósito y satisfacción. Los voluntarios se sienten más comprometidos con sus comunidades y, en general, son más felices porque el servicio les proporciona una satisfacción que mejora su estado de ánimo. La Clínica Mayo informa que los voluntarios suelen experimentar menos estrés y menores tasas de mortalidad.
En segundo lugar, el voluntariado crea vínculos. Como señaló Bill, las amistades que ha forjado son uno de los beneficios más duraderos del servicio. El voluntariado fomenta la camaradería y los valores compartidos. Estas experiencias nos ayudan a desarrollar relaciones y a vernos a nosotros mismos en los demás. Incluso he conocido a parejas casadas que se conocieron en lugares de voluntariado.
En tercer lugar, el voluntariado ayuda a combatir la soledad. En nuestra sociedad moderna, muchos se sienten desconectados y aislados. Una encuesta Gallup 2024 descubrió que 20% de los estadounidenses experimentan soledad a diario, y que sentirse activo y productivo es una de las mejores formas de reducirla. El voluntariado se ajusta a esa receta: nos conecta y nos da un propósito, permitiéndonos ver los resultados de nuestro trabajo.
Así que déjame preguntarte, ¿eres voluntario?
Si la respuesta es afirmativa, ¡gracias! Pero le animo a dar un paso más: invite a un amigo o familiar a unirse a usted. Si actualmente no es voluntario, ahora es un buen momento para empezar. El voluntariado tiene muchas formas y tamaños. Encuentra algo que te interese y empieza por ahí. Aunque empieces por algo pequeño, empieza hoy.